"El cinismo consiste en ver las cosas como realmente son y no como se quiere que sean." Oscar Wilde
No soy fan de Marias. Lo había intentado con alguno de sus libros y no lo había conseguido. Todavía debe haber alguno en casa. Buena prosa pero de difícil acercamiento. Me entraban demasiadas palabras en la cabeza y no era capaz de asimilarlas. Demasiadas cavilaciones que no me dejaban seguir el hilo de la historia.
En esta novela no me ha pasado nada de eso. Probablemente porque la crueldad del drama inicial es tan clara que te deja totalmente centrado para lo que viene después. En realidad te prepara para leer una cosa y después resulta ser otra. Te aligera el pensamiento relacionado con la historia y te centra en la meditación, permite abstraerse y concluir cosas. He aprendido cosas, he reflexionado mientras miraba todavía la polvareda que desplaza alguien a lo lejos.
Pese a su título, este libro no es para enamorarse ni para enamorados. Tampoco es de amor. Permite poco los suspiros y las miradas al techo. Es un libro para desenamorarse, para volver a poner los pies en el suelo, para aprender a pasar páginas de la vida. Es un libro de demostraciones, de silogismos, de interpretaciones, de evaluación de leyes físicas, aritméticas y sentimentales simples. Es un estudio científico sobre las personas y sus comportamientos.
La protagonista reflexiona friamente sobre sus actitudes, sabe perfectamente hacia donde le dirigen sus pasos, analiza concienzudamente sus actos, incluso recurre a buena literatura dentro del propio libro para sus ejemplos: Balzac, Dumas ("Los tres mosqueteros"). Sale a la pizarra pública y demuestra los resultados de fórmulas establecidas. Así entre otras ecuaciones queda claro que, aunque suceda a diario, el fin no justifica los medios, incluso cuando ese fin es amoroso. También enseña como no es lo mismo amar que estar enamorado y mucho menos el amor que el enamoramiento.
Lo mejor: Un buen montón de páginas con esquinas dobladas y marcas de lapicero. La historia de Balzac. Rememorar a los mosqueteros. Las páginas 331-333. El epílogo de Marías.
Una frase al azar: "Tampoco quiero ser como los malditos libros entre los que me paso la vida, cuyo tiempo se está quieto y acecha cerrado siempre, pidiendo que se le destapa para transcurrir de nuevo y relatar una vez más su vieja historia repetida. No quiero ser como esas voces escritas que a menudo parecen suspiros ahogados, gemidos lanzados por un mundo de cadáveres en medio del cual todos yacemos, en cuanto nos descuidamos."
Lo peor: Un cierto tono moralista. Un pelín de sabihondismo (¡Dios me perdone por decirlo!). Suerte que el narrador es una mujer y no el propio escritor. Gran acierto.
Puntuación 8,5/10
No soy fan de Marias. Lo había intentado con alguno de sus libros y no lo había conseguido. Todavía debe haber alguno en casa. Buena prosa pero de difícil acercamiento. Me entraban demasiadas palabras en la cabeza y no era capaz de asimilarlas. Demasiadas cavilaciones que no me dejaban seguir el hilo de la historia.
En esta novela no me ha pasado nada de eso. Probablemente porque la crueldad del drama inicial es tan clara que te deja totalmente centrado para lo que viene después. En realidad te prepara para leer una cosa y después resulta ser otra. Te aligera el pensamiento relacionado con la historia y te centra en la meditación, permite abstraerse y concluir cosas. He aprendido cosas, he reflexionado mientras miraba todavía la polvareda que desplaza alguien a lo lejos.
Pese a su título, este libro no es para enamorarse ni para enamorados. Tampoco es de amor. Permite poco los suspiros y las miradas al techo. Es un libro para desenamorarse, para volver a poner los pies en el suelo, para aprender a pasar páginas de la vida. Es un libro de demostraciones, de silogismos, de interpretaciones, de evaluación de leyes físicas, aritméticas y sentimentales simples. Es un estudio científico sobre las personas y sus comportamientos.
La protagonista reflexiona friamente sobre sus actitudes, sabe perfectamente hacia donde le dirigen sus pasos, analiza concienzudamente sus actos, incluso recurre a buena literatura dentro del propio libro para sus ejemplos: Balzac, Dumas ("Los tres mosqueteros"). Sale a la pizarra pública y demuestra los resultados de fórmulas establecidas. Así entre otras ecuaciones queda claro que, aunque suceda a diario, el fin no justifica los medios, incluso cuando ese fin es amoroso. También enseña como no es lo mismo amar que estar enamorado y mucho menos el amor que el enamoramiento.
Lo mejor: Un buen montón de páginas con esquinas dobladas y marcas de lapicero. La historia de Balzac. Rememorar a los mosqueteros. Las páginas 331-333. El epílogo de Marías.
Una frase al azar: "Tampoco quiero ser como los malditos libros entre los que me paso la vida, cuyo tiempo se está quieto y acecha cerrado siempre, pidiendo que se le destapa para transcurrir de nuevo y relatar una vez más su vieja historia repetida. No quiero ser como esas voces escritas que a menudo parecen suspiros ahogados, gemidos lanzados por un mundo de cadáveres en medio del cual todos yacemos, en cuanto nos descuidamos."
Lo peor: Un cierto tono moralista. Un pelín de sabihondismo (¡Dios me perdone por decirlo!). Suerte que el narrador es una mujer y no el propio escritor. Gran acierto.
Puntuación 8,5/10
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